

Actualmente Venezuela está pasando por una crisis carcelaria verdaderamente grave, la cual la mayoría de los ciudadanos afirma que es un problema de gobierno y corrupción. Las cárceles de la nación sudamericana son tristemente famosas por sus extremos niveles de violencia, atizados por sangrientas guerras de bandas, secuestros, motines y huelgas de hambre por el hacinamiento, la falta de salud y los maltratos.
El constante crecimiento de la población reclusa, una justicia saturada y el contrabando de armas y drogas han puesto el sistema penitenciario venezolano al borde del colapso.
Las cárceles Venezolanas se distinguen por una escasez muy marcada de espacios recreacionales y deportivos, pero más allá de la infraestructura lo que se necesita principalmente es orden dentro de ellas debido a que es un problema de autoridad, de gerencia y de Gobierno. Las cárceles poseen muy mala planta física, hay hacinamiento y condiciones de insalubridad e inseguridad permanente.
Quienes están encargados de administrar las cárceles, en este caso La Guardia Nacional y parte de la Fuerza Armada Nacional dependen directamente del Gobierno, a pesar de ésto no son capaces de controlarlas y poner orden. Existe una gran corrupción debido a que ellos mismos facilitan el contrabando de armas hacia las cárceles, permitiendo la entrada de armas, drogas, computadoras teléfonos y otros tipos de implementos que son utilizados para delinquir desde adentro del recinto penitenciario.
Esmeiro Fuenmayor, abogado con más de 10 años de experiencia asegura, “Dentro de las cárceles venezolanas no hay orden, quienes mandan son los internos del propio recinto. La Guardia Nacional no tiene el control debido a que estamos frente a una crisis carcelaria, en la cual el Estado no ha dado hasta ahora muestras de soluciones y esto ha traído un estado de caos para el país. La situación carcelaria no ha mejorado a pesar de la creación de un Ministerio para el tema. Tenemos el triple de los presos que pueden ser albergados en las cárceles y no llegan garantizar ni el agua potable o espacio digno para dormir”.
Por su parte, Deivi Sánchez, vecino de la cárcel nacional de Sabaneta declaró, “No hay otra manera de que entren fusiles, granadas bombas a los penales si la Guardia Nacional está allí custodiándola. Es un problema de Gobierno y los sistemas de seguridad penitenciarios, del deterioro moral de aquellos que están llamados por su deber a cuidar a atender el deterioro de las cárceles y las convierten en centro para las bandas criminales”.
En medio de su declaración, recordó los recientes sucesos ocurridos el día 16 de septiembre en el cual se suscitó un enfrentamiento entre los reos de la cárcel, expresó “Me vi obligado a salir con mi familia de nuestra casa porque los proyectiles impactaban a nuestro alrededor. Yo me pregunto ¿Cómo es posible que los presos tengan armas de tal calibre dentro de la cárcel? El gobierno debe tomar medidas con urgencia para atacar esta crisis”.
Douglas Muñoz